La mujer y el hombre soñaban
que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba
mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto
en humo de tabaco, y se sentía feliz y
también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios makiritare saben
que si dios sueña con comida, fructifica
y da de comer. Si Dios sueña con la vida,
nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban
que en el sueño de Dios aparecía
un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos
cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto,
porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban
que en el sueño de Dios la alegría
era más fuerte que la duda y el misterio;
y Dios, soñando creaba, y cantando decía:
Rompo este huevo y nace la mujer
y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán.
Pero nacerán nuevamente. Nacerán
y volverán a morir y otra vez nacerán.
Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte
es mentira.
( del libro Memorias del fuego)
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Tertulia del 23 de mayo en homenaje a nuestro querido Galeano en
Casa de Argimón.
Casa de Argimón.
¡Gracias por tanto abrazo!
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"Estamos acostumbrados, somos íntimos" E. G.